Silencio, arena blanca, cocina gourmet y ciudadanos rusos a 45 minutos de Montevideo. Montevideanos se han ido a vivir ahí por la tranquilidad y naturaleza.
Varios escolares, delegados de escuelas públicas y privadas de Ciudad de la Costa, plantaron árboles nativos recuperando un espacio público. Un ejemplo de convivencia y apuesta al futuro digna de imitar.